Como ya es bien sabido, las comedias junto con el cine de terror son los únicos géneros donde la silenciosa platea de una sala de cine se transforma de una forma abrupta y siendo conscientes de ello, en una habitación llena de carcajadas y comentarios en clave humorística si estamos viendo una comedia o en cambio si estamos viendo una película de terror transformamos e intentamos calmar nuestros nervios con gritos, sustos y sobresaltos. Esto es así, son los únicos géneros donde transformamos las tranquilas salas de cine en sitios de ruidoso comportamiento y jaleo incesante, pero no por molestar al gentil graderío que se acerca a una sala de cine a disfrutar de una buena película, sino por el comportamiento natural del ser humano de simplificar y sacar de una manera visible y audible las emociones que nos transmite el film, de esa manera a veces nos regocijamos de pavor al ver e imaginar una invasión alienígena y pensar que el futuro esta perdido en “La guerra de los mundos”, saborear el miedo como él saborea la sangre de sus victimas encerrado en un tenebre y oscuro castillo rodeado de las especies animales que abarcan todo mal como en “Drácula”, o casi de la misma manera admirar de una manera fantasmal y a veces con el terror palpable del suspense, las imágenes en clave de una oscura escena, el sinuoso y tétrico juego de sombras en la sinfonía del horror de “Nosferatu, el vampiro”.
Son mitos, leyendas, muchos de ellos marcas de un pasado vetusto y oscuro en tiempos difíciles de guerra que por lo general entristecían a la ciudadanía y se sumaban a un gris futuro, pero a la vez el cine de terror fue un regocijo y estallido de calor para esa misma ciudadanía que ansiaba buscar arropada tensión en aquello que veía y sentía y a la vez una clara salida, por ejemplo al acercamiento de una bella señorita y que posteriormente, presa del miedo y de la angustia acumulada por las imágenes que esta viendo, se agarra fuertemente al brazo de su acompañante buscando esa protección masculina que le brinda la valentía del hombre, pero que en el fondo está igual de cagao que ella. Vivir esas experiencias hoy en día no tiene precio, ni tampoco limites, no tiene aspecto malo si no todo lo contrario, es un ejemplo de que aún, en el mundo en el que vivimos, siempre a salido en el cine sensaciones y emociones que hoy en día nos sigue dando miedo, nos da terror, pavor, y también pánico.
A partir de aquí, hay un recorrido por un túnel como ningún otro, un túnel oscuro lleno de monstruos y figuras maléficamente extraordinarias, un túnel pictórico y horrorizado en forma de carteles de películas de terror y cine fantástico en las épocas de los años 20, 30, 40 y 50. En épocas donde se calmaba los sinsabores de la vida y del amor con uno de los géneros que salió desde la invención del cinematógrafo y que hoy en día se puede saborear y palpar las mismas caras de horror de la gente con una buena dosis de terror para calmar los sinsabores del trabajo y la desesperación de la ciudadanía que son también y en cierta manera, otras historias de terror.
Desde la invención del cinematógrafo, nació el cine como arte y los carteles promocionales como el más cercano arte de los orígenes del cine, haciéndonos probar una breve descripción de los personajes con solo mirarlos dibujados. Hoy son tesoros que para mi tienen mucho valor. Hoy son un valor que para mi no hay en ningún tesoro.
El gabinete del Dr. Caligari, dirigida en 1920 por Robert Wiene.
Uno de los puntos de partida para la histórica gran vida que posee este género cinematográfico comienza con la primera película considerada como creadora y precursora del expresionismo alemán que tanto miedo nos ha mostrado, la primera película de terror. “El gabinete del Dr. Caligari” se presenta como una fuente de innovación al mostrar en los iniciosos años 20 una historia en clave de flashbacks destacando además que fué la primera en presentar en el cine la vuelta de tuerca, el giro argumental para así cambiar dramáticamente el objetivo de cualquier argumento inicial. El uso de sus decorados distorsionados y retorcidos fabrica una sensación de angustia y opresión incesante, llena de ángulos casi siempre amenazadores incita a molestar al público.
El golem, dirigida en 1920 por Paul Wegener.
Otra obra maestra del cine y un claro vencedor en el cine expresionista alemán en lo que a personajes de criaturas se refiere, un claro ejemplo de la combustión en el mito de Frankenstein. Seguramente, “El Golem”, es la primera gran película de monstruos de la historia del cine. Paul Wegener hizo otras versiones con “El Golem” como protagonista que desgraciadamente no se podrán volver a ver jamás, puesto que han desaparecido por el fructífero y a veces caníbal túnel del horror cinematográfico.
Nosferatu, una sinfonía del horror, dirigida en 1922 por F. W. Murnau.
Si “El Golem” constituyó un hito y una victoria clara en el cine expresionista con su percepción de los monstruos en aquella época, “Nosferatu” es lo mismo para el cine de terror de vampiros. Curiosamente, es una adaptación calcada a la novela de Bram Stoker solo que fue de obligado consentimiento cambiar tanto, el titulo de la película, como el nombre de los personajes, bautizando de tal manera, al famoso Conde Drácula ideado por Stoker en el Oscuro y Delgado Conde Orlok. Ante la idea de ser una burda copia, la mujer de Stoker persiguió este film con el único fin de hacerla desaparecer, desgraciadamente para ella y muy a favor nuestro, Nosferatu hoy en día se puede ver, con muy mala calidad eso si, puesto que la mayoría son copias sacadas de otras copias
El jorobado de Notre-Dame, dirigida en 1923 por Wallace Worsley.
Bautizada en España como “Nuestra señora de Paris” fue la primera adaptación cinematográfica
de la n
o
vela, que 92 años atrás, escribió Víctor Hugo mostrándonos el bello transmitir del romanticismo medieval pero ahogándonos con un dramático final. El encargado de dar vida a Quasimodo fue Lon Chaney que se ganó un reconocimiento espectacular por su solvente interpretación e inmejorable maquillaje. Este papel le elevó
a n
iveles insuperables y se transformó en estrella de Hollywood muy rápidamente y en futuros no muy lejanos, conocido con el apodo del chico de las mil caras, sus papeles serán espectaculares en el género de terror.
El fantasma de la opera, dirigida en 1925 por Rupert Julian.
Cuando la industria del cine ya se había asentado un poco y nacían proyectos infinitamente terrorífico
el fundador de Universal Studios y unos de los precursores de lo ahora conocemos como Hollywood, Carl Laemmle, realizó el sueño de llevar a la gran pantalla la novela de Gaston Leroux de la mano del director Rupert Julian. ¿Quién seria el protagonista
fantasmagórico y alma vagante de la Opera de Paris?- Lon Chaney o no se rodaría la película- Afirmo el director. Lon Chaney firmó una clausula en su contrato donde decía que no se podía ver su caracterización antes del estreno de la película, incluso las fotos de publicidad eran censuradas
The bat, dirigida en 1926 por Roland West.
“The bat” es otra misteriosa obra de arte y apenas reconocida en el maravilloso mundo del terror, será por que no hincaron el pie los grandes productores Hollywoodienses o por su reparto a penas conocido, pero “The bat” fue una precursora en la iniciosa rama de las casas encantadas y tenebrosas. Destaca también el uso de miniaturas y asombrosos diseños en el escenario. Solo unos 4 años más tarde el mismo director, Roland West trabajo en él, quizás sea para mi, el primer remake de la historia esta vez sonoro bajo el titulo de “The Bat Whispers”.
Metrópolis, dirigida en 1927 por Fritz Lang.
Después de un tiempo donde el expresionismo alemán marco un antes y un después en el cine conv
ncional con las películas de terror, casi 8 años después vuelve a marcar estilo haciendo historia con este gran film, que será reconocido por todo el mundo como referente de la ciencia ficción moderna y la primera película de robots del cine mudo mostrando a los ojos del mundo una visión apocalíptica con un montaje de escenarios impresionante. Una potente superproducción alemana que sin embargo no tuvo el tirón esperado en taquilla.
Dr. Jekyll y Mr. Hyde, dirigida en 1931 por Rouben Mamoulian.
Aquel apuesto hombre, de melena larga e ingles mostacho. Aquel hombre que gracias a su afición por la escritura pudimos disfrutar de “La isla del tesoro”, estuvo mucho tiempo acosado en sueños sobre la dualidad de la personalidad humana, tanto sufrimiento nocturno le bastó para realizar su próxima historia. A Mamoulian, aquella novela le dejó fascinado y comenzó el rodaje de la que seria la mejor adaptación de la obra de Stevenson, jamás ninguna se acercado tanto a la imaginación, el latente drama que acerca al espectador ni tampoco a la misteriosa mirada que interpreta su protagonista, Fredick March.
Drácula dirigida, en 1931 por Tod Browning y Karl Freund.
Durante 30 años el público había disfrutado de música en directo con las películas mudas pero la ausencia de ella en las películas sonoras hacía que Drácula pareciera más espelúznate. Drácula fue una de las primeras versiones del famoso vampiro, no olvidemos que la primera fué Nosferatu que aunque no tenía los derechos sobre la obra de Stoker la hizo casi a su semejanza. ¿Quien la protagonizaría? Tendría que ser Chaney para que fuera un éxito pero Chaney se estaba muriendo debido a un cáncer de pulmón, Bela Lugosi ocuparía su puesto, haciendo de su único alimento el salado néctar de la sangre, metiéndose en el papel tan seriamente que incluso se dice que tenía un ataúd en su habitación.
M, El vampiro de Düsseldorf, dirigida es 1931 por Fritz Lang.
Cuando se trata de hacer cine, Lang sabe como cautivarnos (ya lo hizo con “Metrópolis”) y cuando se trata de sentir pánico, Lang lo soluciona rápido ¿Cómo? Con un silbido. En la incursión del cine sonoro cualquier elemento es óptimo para sentir miedo, incluso la ausencia de él puede darnos la emoción esperada, aun así una básica melodía entre los callejones oscuros Alemanes podría recorrernos más de un escalofrió. Basada en la historia real de Peter Kürten el más conocido asesino en serie de niños alemán, conocido mejor por su afición a la sangre como el vampiro de Düsseldorf.
Frankenstein, dirigida en 1931 por James Whale.
Por su carrera como actor de terror y por la mirada penetrante que te propinaba, Bela Lugosi era el idóneo para participar en este rodaje como protagonista, sus éxitos le elevaban en lo más alto del cine de la Universal de terror después de protagonizar “Drácula”. Pero inesperadamente rechazó el papel, poseía muy pocos diálogos y requería de estar muchas horas con un incomodo maquillaje y eso, después de interpretar magníficamente y con un porte extraordinario a “Drácula”, le hecho para atrás, grandísimo favor le hizo a Boris Karloff que finalmente accedió a la interpretación del no-muerto pues se convirtió en estrella de la Universal después de aquella interpretación y la película quedaría como una de las mas terroríficas jamás realizada.
La momia, dirigida en 1932 por Karl Freund.
Como no, después del brutal éxito de Frankenstein, el idóneo para ponerse un tremendo maquillaje y andar recubierto de vendas seria Karloff, por que además tenia cara de momia y sencillamente su papel de momia tendría más valor técnico y puede, a mi parecer, que las demás versiones y remakes más modernos y con más medios de producción no esté a la misma altura de esta gran obra dirigida por el fotógrafo de “Drácula”, el cual se puede ver cierto parecido en la parte narrativa con la película protagonizada por Lugosi.
White Zombie, dirigida en 1932 por Victor Halperin.
No podía faltar esta gran película de terror que, lanzada en el verano de 1932 White Zombie será considerada como la primera película de zombies de la historia del cine y el resurgir de Bela Lugosi protagonizando a Legendre, un vudú local. Después de explotar todos los géneros literarios y las leyendas populares se necesitaba una historia diferente y cuando la Universal ya había agotado su arsenal de monstruos cinéfilos con encanto terrorífico salió White Zombie producida por los hermanos Halperin, el cuál consagró el cine de terror como un género más y más fuerte sin la utilización de monstruos y seres extraordinarios.
La parada de los monstruos, Freaks dirigida en 1932 por Tod Browning.
Quizás estemos hablando del film más prohibido de la historia del cine. Un film donde se muestra el día a día viviente de unas personas con discapacidades físicas reales que trabajan en un circo. Una película que fue un completo desastre en taquilla y en público en la época y que propició el declive hacia el inframundo del director Tod Browning. El mundo no estaba preparado para ver ese tipo de películas.
El hombre invisible, dirigida en 1933 por Jame Whale.
Es la película donde se empezaba a mezclar terror con la ciencia ficción, salida de las oficinas de la Univ
ersal Horror era uno de los pocos cartuchos que le quedaban por adaptar la novela de H.G. Wells. Dirigida por el que un par de años antes nos sorprendió con Frankenstein, la película tuvo una gran
aceptación y por curiosidad la gente llenaba las salas de cine para poder admirar la interpretación del temido hombre invisible. Y ¿Cómo se hace desaparecer a un hombre en el cine en la época de los años 30? Aunque parezca difícil y requiera de efectos digitales, los productores se las apañaban para hacerlo de la forma más fácil y rudimentaria.
King Kong, dirigida en 1933 por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack.
Venido desde Isla Calavera en contra de su voluntad para ser exhibido en público para la marabunta norteamericana, lo que no pensaron es que ese animal tendría unos sentimientos tan grandes como él y tan fuertes como el material del que esta echo, de acero, (también algodón y pieles de osos). Una de las primeras películas producidas por los estudios RKO Pictures y la que mayor éxito tuvo. La popularidad de “King Kong” se consagró sobre los años 60 y 70 como una parte nostálgica de la cultura norteamericana. En aquella época RKO Pictures se benefició lanzando merchandising como comics, figuras, juguetes, dibujos y posters. Es tal el movimiento y la cultura que movilizó que el festival de cine fantástico de Sitges lo introdujo como su logotipo haciendo así la imagen de la marca.
The raven, El cuervo, dirigida en 1935 por Lew Landers.
“Todo lo que vemos y parecemos es solamente un sueño dentro de otro sueño” son las palabras de Edgar Allan Poe que nos cautivó en busca de esa misma habitación esperando a un oscuro visitante, el cuervo. Aunque parezca raro, la película esta basada en la obra mas famosa de Poe, juntando en el mismo escenario en una de las pocas veces a dos grandes maestros del terror de la época, Boris Karloff y Bella Lugosi. El género de terror estaba en horas bajas, ya no era lo que era y no era viable económicamente, el terror pasó de moda. Como si hubiera llegado de un enorme bosque, un oscuro cuervo con ideas malvadas paró en esta película y el nombre de Bela Lugosi quedo atrapado en el recuerdo a pesar de su brillante interpretación en el cine después de “Drácula”. A partir de aquí haría películas de menor importancia
El gato negro dirigida en 1941 por Albert S. Rogell.
El cuento más horroroso y oscuro de los escritos por Poe, una historia espelúznate de terror psicológico que fue llevado al cine en una historia corta de 70 minutos que aunque se oiga mucho sobre ello, no esta basado en una historia real. Basada indirectamente en el cuento de terror de Poe, contó con la colaboración de Bela Lugosi que no tenía un papel directamente protagonista pero aún así nos sentíamos entusiasmados doblemente, uno por ver a Lugosi participar y dos por que después de la falta de ideas tétricas y la falta de monstruos terroríficos en la Universal, adaptaron muchas obras de Poe, lo cuál es fantástico saber que fuera del maquillaje y la decoración oscura de diversas criaturas cinematográficas el verdadero terror esta en el origen psicológico de nuestro pensamiento, débil y tentado, que nos recorre cada célula haciéndonos ver a veces, cosas que no queremos ver, pero están ahí.
La guerra de los mundos, dirigida en 1953 por Byron Haskin.
Salida de un polémico programa de radio en el 1938 de la mente del legendario H. G. Wells que provocó el pánico y la histeria al creer que la gente de New Jersey y Nueva York estaban siendo invadidas de verdad por una invasión alienígena, lo que le costó a la película ser un clásico imperecedero y galardonada por el Oscar a los mejores efectos especiales. Hay que destacar que su obra tiene cierto punto de inflexión y de queja contra el imperio Británico y su sociedad al pensar que cuando los marcianos invadían la tierra por necesidad las fuerzas militares del imperio británico lo hacían por codicia y deseo de poder, incluso, el famoso final (con los alienígenas muriendo a causa de las bacterias terrestres) hace referencia y un chiste a toda costa sobre la flema británica.
La mujer y el monstruo, dirigida en 1954 por Jack Arnold.
Un anfibio con ganas de quedarse a una chica para sus trasmutaciones sexuales recreándose con un bañador de una pieza, le vale al director para hacer una típica film de serie B, pero con todos los respetos, una inolvidable película de ciencia ficción que halla podido ser testigo honorifico y orgulloso de ser ejemplo de grandes películas como “Humanoides en el abismo” o “Tiburón”. Con una lograda escenografía y ambientación de las atmósferas nos hizo abrir la boca más de una vez para soltar gritos y alaridos de miedo y de autentico horror y hacernos pensar más de una vez al intentar bañarnos en un lago o en un río vigilando cada mancha y examinando cada fuerza que podría emerger del agua.
La invasión de los ladrones de cuerpos, dirigida en 1956 por Don Siegel.
Este film ya poseía un atractivo y a la vez misterioso punto de vista muy diferente a las demás películas de ciencia ficción que se hayan hecho con el típico marcianito verde en busca de reservas en la tierra trasportado en su platillo volante. La invasión de los ladrones de cuerpos está mejor construida y encuentra un línea diferente en una guerra silenciosa e invisible contra los poderes alienígenas que es mucho mas inquietante y con una tensión creciente a cada minuto que el film pasa. Me parece maravilloso poder admirar esta película con unos ojos totalmente diferentes ya que puede mezclar diferentes patrones que van desde el cine negro de la influencia del director con los western hasta el más puro terror de la ciencia ficción de una historia altamente productiva. Una joya muy recomendable.
El increíble hombre menguante, dirigida en 1957 por Jack Arnold.
Con un guión directo y conciso de la mano de Richard Matheson que a su vez es el escritor de la novela en la que se basa esta película, nos acerca a un mundo totalmente nuevo y demasiado temeroso, donde todo lo que antes utilizábamos a hacernos la vida más fácil ahora son obstáculos peligrosos que pueden hacernos la vida muy difícil, incluso mortal. Pero no si mientras menguamos, lo que crece es la conciencia de luchar por tu existencia vital y mortal, entonces, los obstáculos, dejan de ser impedimentos y son pruebas para demostrar el sentido humano de tu condición. Pequeño ante los ojos, pero grande ante dificultades.